I have discovered my trans identity around more than 4 years ago, and it was clearly evident that I really wanted to undergo HRT therapy and all that’s needed to actually feel and be a transgender woman. The bad reality of this, however, is that the public healthcare system in the Basque Country, especially the gender care unit in hospitals such as the one in Cruces, Bilbao, has trans people like me jumping through literal hoops and obstacles to be able to get through it, especially because not just the incompetence and bad praxis the gender affirming care in the Basque Country has on transgender and non-binary people, but also other factors, such as privatization of public healthcare, budget cuts to public healthcare, and a huge problem with gender affirming care logistics.
This is pretty much mostly my personal experience trying to get HRT in the Basque Country through the public healthcare system, which might be as well relatable to other similar transgender and non-binary people even all around the globe.
I started convincing myself to go to my district’s clinic, to my doctor, to tell them I had felt like a trans woman for a while and that I may have gender dysphoria. The first sign of trouble started because, after an interview with my clinic’s doctor, they sent me to Cruces, Bilbao, to the hospital there to see an endocrinologist for an evaluation. After said appointment to the endocrinologist, they sent me to the psychiatrist at the same Bilbao hospital, in the gender affirming care unit, to which, to this day, I keep battling with: constant excuses about my overweight, about my autism, about “empowering myself” as a woman, which lead me to the constant feeling of stagnation in this matter, like I was stuck there. I even asked for help at my district’s clinic because I heard of this relatively new medication that helps lose weight, but aside of the usual excuse that said medication is for diabetics, I was constantly, at one point, going back and forth between my clinic and the Bilbao Cruces hospital over and over again, and most of the time, I was nearly unable to make verbal communication to counter argument whatever any of the two told me, because of my autism. I was definitely stuck.
Currently, I’m looking for a second opinion, so the clinic told me to ask the Patient Support in my city’s hospital in San Sebastian, to ask for a second opinion and an appointment with either an endocrinologist or psychiatrist there. The bad thing is, said Patient Support unit opens at a schedule where it’s impossible for me to get out of work and arrive there on time, nor exempt myself from work to get there on time, so all I can rely on is sending them a crappy email after asking said email to my clinic.
This situation is unjustifiable, and I’m pretty sure that for all of you trans and enby people is unjustifiable as well. The problem lies not just in how horrid the transgender or gender affirming care praxis in that sort of places is, to the point of having literal debunked misconceptions not just about transgender or queer people, but also about people with autism and the sort, treating transgender autists under the preconcieved biases of a cishet normative standard of beliefs. This public healthcare at the Basque Country also suffers from the looming threat of privatization, as evidenced by multiple strikes and protests happening recently given to the current Basque government, and a series of budget cuts and the sort, leading to a rather inefficient system of public healthcare that can equate or be worse than the one in other Spanish regions like Madrid.
It must be clearly evident that action must be taken right now to fix these problems. Not just from the top, but also from the bottom. Get rid of the bad praxis towards people with autism who are trans, or transgender and non-binary people in general, and be more understanding and empathetic to these to provide an efficient gender affirming care. And stop the looming threat of the healthcare privatization here in the Basque Country, no matter the cost. It’s obvious that there must be a way to stop this nonsense and stop making us transgender people from having to jump all possible unrealistic hoops to get proper treatment and gender affirming care. It’s about time we do this.
Español:
Descubrí mi identidad trans hace más de 4 años y era claramente evidente que realmente quería someterme a la terapia de TRH y todo lo que se necesita para sentirme y ser una mujer transgénero. La mala realidad de esto, sin embargo, es que el sistema de salud pública en el País Vasco, especialmente la unidad de atención de género en hospitales como el de Cruces, Bilbao, tiene a personas trans como yo saltando literalmente aros y obstáculos para poder superarlo, sobre todo porque no sólo la incompetencia y la mala praxis que la atención de afirmación de género en el País Vasco tiene sobre las personas transgénero y no binarias, sino también otros factores, como la privatización de la sanidad pública, los recortes presupuestarios en la sanidad pública y un gran problema con la logística de la atención que afirma el género.
Esta es principalmente mi experiencia personal al tratar de obtener TRH en el País Vasco a través del sistema de salud público, que también podría relacionarse con otras personas transgénero y no binarias similares, incluso en todo el mundo.
Empecé a convencerme de ir al ambulatorio, a mi médico, para decirles que hacía tiempo que me sentía una mujer trans y que tal vez tenía disforia de género. El primer síntoma de problemas empezó porque, tras una entrevista con el médico de mi ambulatorio, me enviaron a Cruces, Bilbao, al hospital de allí para que me hiciera una valoración un endocrinólogo. Tras dicha cita con el endocrinólogo, me enviaron al psiquiatra del mismo hospital de Bilbao, en la unidad de cuidados de afirmación de género, con lo que, a día de hoy, sigo batallando con: excusas constantes sobre mi sobrepeso, sobre mi autismo, sobre “ empoderarme” como mujer, lo que me lleva a la sensación constante de estancamiento en este asunto, como si estuviera estancada allí. Incluso pedí ayuda en el ambulatorio porque escuché de este medicamento relativamente nuevo que ayuda a perder peso, pero aparte de la excusa habitual de que dicho medicamento es para diabéticos, en un momento estaba constantemente yendo y viniendo entre mi clínica y y el hospital de Bilbao Cruces una y otra vez, y la mayor parte del tiempo, casi no podía comunicarme verbalmente para contrarrestar lo que cualquiera de los dos me dijera, debido a mi autismo. Definitivamente estaba estancada.
Actualmente estoy buscando una segunda opinión, por lo que en la clínica me dijeron que preguntara en Atención al Paciente del hospital de mi ciudad en San Sebastián, para pedir una segunda opinión y una cita con un endocrinólogo o psiquiatra allí. Lo malo es que dicha unidad de Atención al Paciente abre en un horario en el que me es imposible salir del trabajo y llegar a tiempo, ni eximirme del trabajo para llegar a tiempo, por lo que sólo puedo confiar en enviarles un correo electrónico de mierda después de preguntar dicho correo electrónico a mi ambulatorio.
Esta situación es injustificable, y estoy bastante seguro de que para todos ustedes, personas trans y enby, también lo es. El problema no radica sólo en lo horrible que es la praxis de atención transgénero o de afirmación de género en ese tipo de lugares, hasta el punto de tener conceptos erróneos ya desacreditados no sólo sobre las personas transgénero o queer, sino también sobre las personas con autismo y similares, tratando a las personas transgénero autistas bajo los prejuicios preconcebidos de un estándar de creencias cisheteronormativas. Osakidetza en el País Vasco también sufre la amenaza inminente de la privatización, como lo demuestran las múltiples huelgas y protestas que se han producido recientemente ante el actual gobierno vasco, y una serie de recortes presupuestarios y similares, que han dado lugar a un sistema de asistencia pública bastante ineficiente. Una asistencia sanitaria que puede igualar o ser peor que la de otras regiones españolas como Madrid.
Debe ser claramente evidente que se deben tomar medidas ahora mismo para solucionar estos problemas. No sólo desde arriba, sino también desde abajo. Deshacerse de la mala praxis hacia las personas con autismo trans, o personas transgénero y no binarias en general, y ser más comprensivos y empáticos con ellas para brindarles una atención eficiente de afirmación de género. Y detener la amenaza inminente de la privatización de la Osakidetza aquí en el País Vasco, cueste lo que cueste. Es obvio que debe haber una manera de detener esta tontería y evitar que las personas transgénero tengamos que saltar todos los obstáculos poco realistas posibles para obtener el tratamiento adecuado y la atención que afirme el género. Ya es hora de que hagamos esto.